lunes, 27 de junio de 2011

...

Apareces, reluciente como una fresca mañana de primavera. La brisa que te acompaña desvanece la niebla que hay en mí. Paseas por un campo de flores de colores dejando pequeñas huellas doradas. Mis guías. 

Pero cuando te apetece te vas. Me dejas solo, desamparado en medio de esas flores que se marchitan sin tu presencia. La nada me rodea. Y me entristezco, me hundo lentamente en pozos sin fondo. Es horrible. Sé que debes volar, pero tu libertad es mi agonía. Quiero encerarte, atarte a mí, porqué te quiero demasiado. No soporto tu ausencia. Es egoísta, y me doy asco por eso.

Pero vuelves. Tus travesías a través de lo inimaginable te desgastan, te debilitan. Así que vuelves a mí campo de flores, un refugio en el que te recuperas. Las plantas crecen, los colores nacen y el viento vuelve a soplar con suavidad. 

Tu también me amas.

Porqué yo soy las flores que te rodean, la hierba que roza tus tobillos, las mariposas que se posan en tus delicados dedos. 

Tu eres mis ojos, mis manos y las ilusiones e ideas que fluyen por mi mente. Eres la tierra, el agua y el viento.

No hay vida en la tierra sin flores.

No hay mariposas volando sin viento.

martes, 21 de junio de 2011

Perdido...

Fue abandonado en el monte, despojado de todo lo que el creía como suyo. Su propio padre le dejó a merced de los peligros que plagaban las oscuras laderas de la montaña. Lo olvidó, como si no fuera parte de él, como si simplemente fuera una molestia. 

Era solo un niño.

Un pequeño ser que vagó entre árboles de ramas amenazantes, rocas ávidas de sangre y sombras al acecho. Deambuló sin rumbo entre esa oscuridad, derramando plateadas lágrimas de soledad.

Solo un niño.

Pero una noche, la luna oyó los sollozos del pequeño.

En el ennegrecido cielo, la reina de la noche fue golpeada por la tristeza que rodeaba al niño, que como una espada atravesó su corazón de diamantes y lo rompió en pedazos. Esa noche, la luna lloró como nunca lo había hecho. No pudo sino descender en busca del niño, arropándolo con su brillante esencia, acunándolo y susurrándole al oído canciones estelares. 

Un niño.

La magia rodeó al pequeño, la magia de la Luna que transformó el oscuro pelo del niño en plata, su piel morena en nieve y sus aceitunados ojos en pozos de luz grisácea. La luz penetró en ese pequeño cuerpo y un torrente de aguas cristalinas se llevó toda la maldad que lo había estado atormentando. La tristeza se volvió arena y las lágrimas se transformaron en estelas luminosas.

Y fue entonces cuando la Luna se convirtió en madre y el niño en hijo.

En el hijo de la Luna.



Sorry por tardar tanto en publicar, no tengo excusas, supongo que vaguería mezclada con  falta de inspiración... Bueh, este escrito es fruto de mi auténtica pasión por la canción de Mecano, Hijo de la Luna. Me encanta. Je, je, me la se de memoria ya...

Y aprovechando la ocasión, os dejo con Aliya Mustafina, mi segunda gimnasta favorita y su increíble ejercicio de suelo, la canción del cual es... ¡Sí!, Hijo de la Luna. 



Well, queridos amigos, deléitense con la magia de esta chica.

Kisssssssssssssssus para tod@s :33

martes, 14 de junio de 2011

Pequeña Fantasía

Cuenta una leyenda perdida en el tiempo
que en algún misterioso lugar,
un viaje fue emprendido.
El viaje de cambios,
los valles de guijarros encarcelados en inerte roca.
El viaje monótono,
una ráfaga de inocente viento que consigo lleva el rocío. 
El viaje de los encuentros,
las sucias zarpas que envuelven la vida en veneno. 
El viaje de las pérdidas,
unas luces que como ardientes fuegos brillan en la nada.
El viaje de única dirección,
las estelas que la imponente estrella entrega como regalos.
El viaje sin regreso,
la vida que se marchita en invierno y renace en primavera.
El viaje de sueños espejados,
donde el crepúsculo es amanecer,
y lo efímero es eterno.

martes, 7 de junio de 2011

Crítica 3.0







O sea, mierda de Internet, en serio. Estoy HARTO del puñetero wi-fi de mi casa. Vale que vivimos en no el culo del mundo, no, más allá. Pero joder, Internet, conexión con el mundo exterior, ¿A caso pido tanto? Y ya es definitivo. Antes solo se colgaba de tanto en tanto, pero ya no. Murió.

Y yo quería publicar el sábado. Quería publicar mi tercera crítica.

Pero parece que la tecnología no está de mi parte, así que... ¡aquí va! XD


La cosa era muy sencilla. Gané el premio literario de mi insti, y con el dinero tenía pensado comprar (entre otras cosas) un libro. Y tenía muy pero que muy claro en que libro iba a invertir el dinero. Sáfico, la segunda parte de Incarceron. Todo muy bien, si si, yo iba decidido y mentalizado a la tienda, esperando encontrar sin problema alguno el libro que deseaba. Pero busqué y no encontré. Así que le pregunté a la dependienta a ver si tenían Sáfico. ¿Y que me responde? “No sé de que libro me estás hablando..., ¿no te habrás equivocado de título?” .... ¿Perdón? ¿Como dices? ¿Equivocado de título? Por supuesto, yo superindignado, ahí, poniéndole una de mis caras de poker y por dentro cagándome en toda la santísima tienda. Después del enfado interior e inesperadamente, mi lado comprador compulsivo tomo las riendas de mi consciencia y me encontré pensando “Adso, no te vas a ir de aquí sin un libro” Ja, obviamente así fue. Y, Soy el Número Cuatro fue mi elección.


Lo que más me atrajo fue la sinopsis. Palabras impactantes y profundas que invitaban a un inocente y supuesto lector a abrir las páginas del libro. La portada no estaba mal. Me quedo claro que de dicho libro iba a salir una peli. Básicamente por la presencia del sexy, precioso y adorable Alex Pettyfer (Eragon) en dicha parte del libro. Este hecho sembró la duda en mi interior (belleza del actor a parte), aún así, me lo compré. Ah, hubo otra cosa, la editorial. Molino. Ejem... mmmm... Juegos del Hambre,... ejem...

Voy a dar un giro un tanto repentino y voy a empezar por la nota que yo le pondría a Soy el Número Cuatro. Un 6 y medio.

Vamos a ver. A mi no me ha enganchado, tardé dos semanas en terminármelo. Yo no he tenido esa sensación tan placentera de estar leyendo y pensar “por Dios es que ni que me apunten con una pistola dejo de leer...” ya me entendéis, la imperiosa necesidad de casi tragarte las páginas. No, no ha sucedido nada de esto. Me lo he ido leyendo, tranquilamente y sin ninguna prisa. Y es un tanto curioso, porqué la historia en si, la idea, no es mala, ni mucho menos, así que podría muy bien ser que yo fuera el raro. De todos modos ya os digo, a mi no me ha capturado este libro.

En mi opinión, creo que se podría dividir el libro en partes buenas y partes malas. En serio, ya sé que suena extraño, pero es la sensación que me ha dado.

OJO, SPOILS ;)

Como ya he dicho antes, la idea me ha parecido buena: Chico alienígena (John ( ¬¬u )) que vive en la tierra con su tutor ya que su planeta natal (Lorien) y prácticamente toda su raza fueron destruidos por otra raza de alienígenas, crueles y viles (los mogadorianos). Del planeta Lorien solo consiguieron escapar nueve niños con sus respectivos tutores y ahora se esconden en la tierra. Pero antes de partir, y siendo muy hábiles los sabios de Lorien, lanzaron un conjuro sobre los niños. Con dicho conjuro, se le asignaba a cada niño un número, su signo de identidad, y de esta manera, los mogadorianos (que de seguro iban a perseguirles) solo podrían matarlos por orden. Es decir, que eres inmortal a no ser que tu previo compañero haya sido asesinado. Yyyyyyyyyyyy... el protagonista, John, es el número cuatro ¿problema? tres ya han muerto. 

A mi forma de ver, un planteamiento bastante bueno.

Vamos con los puntos fuertes de la historia. Tenemos al único amigo de John, Sam, un fanático de los extraterrestres que va a su misma clase. El personaje está genial, un chaval medio otaku, tímido, callado y un negado para los deportes. Muy bueno. También están muy bien los entrenamientos de John, sus esfuerzos para conseguir sus dones de loriano, son escenas realmente increíbles. Y la batalla final en el instituto contra los mogadorianos y la aparición del número seis, sin duda la mejor parte del libro (dentro de lo que cabe).

Pero no todo es idílico.

Está el romance. La cosa más melosa, falsa y chorra que he leído (sin contar Crepúsculo). Frases y diálogos realmente chorras aparecen por todas partes desde el momento en que John se enamora de Sarah. Sarah, la chica más guapa, más rubia, más simpática y más perfecta de todos los Estados Unidos. Para hacernos una idea de la falsedad que rodea a este personaje solo tenemos que irnos al momento en el que John le confiesa su secreto. Es algo como esto: “Sarah, soy un alienígena” - pequeños instantes de incertidumbre junto a una leve mirada de sorpresa por parte de Sarah - y respuesta: “ Me estás diciendo la verdad ¿no?” Ok... vamos a ver... ¿Donde está el salir corriendo? ¿Dónde esta el grito ahogado y las lágrimas de indignación por una mentira? Ay no, perdón, olvidaba lo enamorada que esta Sarah de nuestro extraterrestre. Por favor, que falso. 

También está el primer encuentro con los mogadorianos. No hace falta decir que John y Sam (si, el friki participa en la lucha contra el mal...) sobreviven sin daño alguno. Soy consciente de que el prota suele sobrevivir, pero joder, que en esa situación (John sin apenas control sobre sus poderes y con tres mogadorianos al acecho armados hasta los dientes) ni Light Yagami con un cuaderno de muerte lograba sobrevivir. Pero no, salen de ahí sin ningún rasguño destacable. 

Y bueno... también esta las peleas con el matón del instituto (el ex de Sarah (LOL total)) que son dignas de aparecer en una telenovela de poca monta. Y las partes falsas que también afectan a la batalla final (que es lo que más me ha gustado de todos modos). El como el número seis casi muere cuando Sam y Sarah sobreviven sin ninguna lesión grave, por ejemplo. Oh, y como la valiente, heroica y fabulosa Sarah salva la vida de John matando a un mogadoriano con un cuchillo de cocina. Inolvidable.


Ya, hasta aquí. Solo decir que si alguien quiere leérselo que lo haga, puede que a otro, Soy el Número Cuatro le parezca mucho más guay que a mi. De todos modos, y aunque le doy un 6 y medio, no es un libro que yo recomendaría, hay cosas mucho más interesantes que leer ;)

Kissssssssssssssssssssssssssus ^-^ 

miércoles, 1 de junio de 2011

Despertándome...







No me desperté con el estridente y molesto ruido del despertador. Tampoco porqué alguien irrespetuoso con mi sueño hubiera decidido despertarme por lo tarde que era. Lo hizo la luz de un día magnífico, rayos de sol que como auténticas balas se adentraban en mi habitación a través de las ranuras de la persiana y me golpearon el rostro. Estaba cansado, todas las partes de mi cuerpo estaban aún dormidas, incluso maltrechas, como si alguien me hubiera golpeado y luego yo me hubiese dormido en una posición incómoda. 
Miré la hora que me mostraba el cruel despertador, números de un intenso color rojo que dañaron mis ojos somnolientos. Las 13:30. “Buff, que tarde”, pensé mientras enterraba mi cara entre las arrugas de la suave almohada. El tacto de esa tela me acurruco el rostro con delicadeza, mientras yo jugaba con mi respiración. Era cierto que había dormido una cantidad considerable de horas, aún así, estaba agotado. Las 13:30. Ni siquiera podría desayunar. En contra de lo que mis músculos querían, este pensamiento me desperezo e hizo entrar un poco de serenidad en mi cabeza. Tenía hambre.

Rodé lentamente un poco hacía la izquierda y me encontré con la persona que había compartido la noche. Estaba estirado de lado, apoyando su cabeza en una mano y dándose aires de interesante. Sus penetrantes ojos de intenso color azul me observaban. Me sentí desnudo, desamparado, en medio de una tundra helada dónde solo conseguía ver esos dos pozos de luz azulada. Un mechón de pelo castaño se deslizo cruzando su rostro y esbozo una sonrisa, una mezcla entre ternura y ligera ironía mezcladas con la misma somnolencia que yo sentía.
- Buenos días... - le dije entre sonrisa y largo bostezo. Se río, con un ligero susurro apenas audible. 
Se me acerco poco a poco, mientras sus ojos se convertían en océanos de aguas turbulentas. Entonces me dio un beso, tierno y dulce como la miel al que respondí con la misma dulzura. Después de unos instantes, cuando nuestros labios se separaron, me respondió. 
- Buenos días - dijo mientras se erguía encima mío y miraba el despertador con cara de sorpresa.
- Estaría bien que nos levantáramos, ¿no te parece? - me preguntó mientras volvía a estirarse, contradiciendo sus propias palabras. 
- ¿Ya? - Le respondí 
Entonces puse cara de cansancio totalmente fingido, intentando parecer sexy. Volvió a reírse.
Bueno, no sé tu, pero yo necesito una buena ducha... - me dijo de improviso

Entendí la indirecta. Hacía ya siete meses que las entendía casi siempre, aunque a veces me costaba, cuando se las trabajaba de verdad. No era el caso. Muy bien, así que después de una noche de pasión y sexo desenfrenado que eran la causa de mi cansancio aún quería compartir ducha. Bueno, en realidad no iba ser yo el que le negara dicho placer. Y además, se tenía que reconocer que la idea era tentadora. Así que salí de la cama y me estiré tanto como pude, levantando los brazos, arqueando la espalda y poniéndome de puntillas, luego dejé caer todo el peso de mis brazos, relajando los músculos. Mientras tanto, él seguía dando vueltas entre las sabanas, fingiendo sueño y pereza. Le lancé una mirada de superioridad que no vio y sin una palabra más, me encaminé hacía el baño.

Mientras andaba, pude notar su intensa mirada recorriendo toda mi espalda, analizando cada centímetro de mi piel. Noté sus ojos observando el tatuaje en forma de pequeñas alas, noté como miraba cada pluma, cada sombra, cada línea negra que decoraba mis omoplatos.

Y también pude notar como sus ojos se deslizaban hacía abajo.

Aunque eso no me importo.