Un rayo de luz me traspasa de arriba a bajo, sacudiendo cada célula de mi cuerpo. Una sombra se cruza en mi mirada. Un escalofrío.
Ella, siempre viajando a escondidas, cubierta con una capa de oscuridad, niebla y misterio. Siempre huyendo a toda velocidad, escondiéndose en los lugares más lúgubres y siniestros. Constante. Olas en una playa de arena blanca.
Ha detenido su huida y ahora se gira para mirarme, revolviéndome por dentro.
Esa mirada... esa mirada que para mi es el viento de verano, la gota de rocío que cae de una hoja y el sonido de un arpa. El susurro de un sentimiento.
Alargo la mano, no quiero dejar que se vaya. La necesito. Pero se asusta y la máscara del miedo aparece en sus facciones perfectas. Una cárcel. Quiero suplicarle, pero no tengo habla. Frustración. Tristeza.
Y sin más, se desvanece.
Pero deja tras de si una estela de imágenes, olores y sonidos. Un camino luminoso que serpentea en medio de la oscuridad. Hilo dorado y líneas de azabache en la nieve.
Me ha gustado.. Las frases cortas, palpitantes, me recuerdan mucho a algo que sentí hace tiempo, y también a cómo escribía por aquel entonces. (xDDDDDDDDD parece que tengo mil años al hablar así!)
ResponderEliminarUn beso, me gustó...
Además que me pillaste en un momento que, sinceramente, tenía ganas de leerte.
Y muy bonita la imagen.