Un poco de yo

Hoy es viernes, y tengo ganas de hablar un poco de mí mismo. Vale, ya sé que a la mayoría de vosotr@s os importará un comino lo que hago, mi vida en general, pero bueno, ya avisé de que aquí aparecerían mis paranoias, o sea que… También es probable que penséis, “bah, que tontería, la vida de un adolescente, como que voy a perder mi muy valioso tiempo con esto” Ok, no hay problema, nadie está obligado a leerme (faltaría más oye), pero creo que mis actividades diarias no son precisamente corrientes, y por lo tanto… qué sé yo, a lo mejor alguien tiene curiosidad.

La verdad es que no sé por dónde empezar, no es nada fácil hablar de uno mismo. Me gustaría hablar mucho y contaros millones de cosas, pero seamos sinceros, ni vosotr@s ni yo tenemos ganas de que en mi blog aparezca un post de 3 quilómetros de largo. Claro, ni vosotr@s vais a leer tanto ni yo voy a escribir tanto, nos daría un colapso que lo flipas.

Al grano ya venga, empezaré por mi deporte. Aquí os he pillado por sorpresa, no me lo vais a negar. Sí, soy consciente de que no es algo demasiado usual, esto de empezar por el deporte que uno practica, pero es que mi deporte no es un deporte cualquiera. No, no, nada de eso, y no soy de los que entrenan una hora por la tarde y luego se vician a la play hasta quedar ciego. No, yo no puedo saltarme un entreno porqué resulta que la prima de un amigo cumple 16 años. Yo no puedo relajarme, ni puedo hacer lo que quiera cuando quiera, porqué mis queridos amigos, como ya he dicho antes, mi deporte no es un deporte cualquiera. Mi deporte es la gimnasia artística. 

Y pensaréis, JA, menuda trola nos está vendiendo Adsito ¿Gimnasia? Por favor, pero si es un deporte para chicas, muy femenino y relajado. Un deporte fantástico y etéreo que desprende genialidad y belleza. Muy hermosa la gimnasia, si, si. Habladurías e historias falsas. La gimnasia no es nada de eso. ¿Para chicas? Por supuesto, está la artística femenina, pero los chicos también hacen gimnasia. ¿Relajada? Si vamos, casi ni nos tenemos que levantar del sofá. Para que os hagáis una idea, hace no menos de una año entrenaba tres horas y media al día, de 5 y media de la tarde a 9 de la noche. Ahora entreno un mínimo de 6 horas diarias (en otro post ya os contaré el porqué de este aumento tan desmesurado). ¿Fantástica? ¿Etérea? ¿Genial? No, no y no. Negativo todo. La gimnasia es tremendamente dura, un deporte en el que si quieres ser bueno de verdad tienes que sacrificar muchísimas cosas que a decir verdad, no deberían sacrificarse. También es el deporte en el que más se sufre, y de esto no tengo ninguna duda. Entrenadores estrictos, crueles y despiadados que tratan a los gimnastas como si fueran robots. Entrenadores a los que no les importa si tienes las manos en carne viva, llenas de callos y duricias. Y las lesiones. Tobillos rotos, codos demasiado encajados, muñecas destrozadas y hombros cansados. Y por último, la peor parte, los miedos. Elementos imposibles, movimientos arriesgados y barras de madera y hierro, letales y peligrosas que están demasiado cerca. Curro puro y duro, eso es la gimnasia.     

Un@ fácilmente podría aconsejarme dejarlo, teniendo en cuenta que el párrafo anterior parece más bien la descripción de un infierno alternativo.

Pero es que la gimnasia me ha hecho ser tal y como soy, la gimnasia es una amiga mía, que aunque a veces me juega malas pasadas y puede ser un poco cruel, siempre será una amiga, a la que espero no abandonar nunca.

Y ya está, hasta aquí por hoy. ¿Os ha parecido una auténtica chorrada? ¿Lo habéis dejado a la tercera línea? Espero que no. También espero que con esto me hayas conocido un poquito más, a través de mi relación con la gimnasia (una relación un tanto curiosa, lo sé) un deporte que no es muy conocido. 

Bueno, ya, me voy a dormir, que mañana compite mi hermana (sí, también hace gimnasia)

Un billón de kisssssssssssssssssus a tod@s ^-^       

Mis pobres manos... :(